Con la número 14 del conjunto aurinegro, Rossana Venticinque integró un plantel de calidad que quedó en la historia de Obras Basket, al consagrarse campeón del Torneo Sheprad en 1984. Dicho certamen estaba compuesto por varios de los mejores equipos del Metropolitano, además de que el sistema de disputa era por sumatoria de puntos.
En la actualidad, Venticinque sigue colaborando activamente con la institución rockera, ejerciendo los cargos de Preparadora Física (U15 hasta la categoría Superior) y Entrenadora de la Primera B, ambos pertenecientes a la rama femenina. Su compromiso con las Inferiores y Primeras apunta al objetivo de contribuir con el desarrollo de las jugadoras formadas en el semillero.
Con objetividad y tranquilidad, se refirió a lo que fue el campeonato conquistado hace 34 años en el club, y a su presente en el club, con una meta a cumplir.
– ¿Cuál es el primer recuerdo sobre ese torneo que se te viene a la cabeza?
– Pienso en mis compañeras y el entrenamiento. (El DT) Eduardo (Pintos) era un adelantado en esa época, me acuerdo que nos hacía entrenar a full. Y éramos un buen equipo, ya sea desde lo deportivo o lo afectivo. Supimos amalgamarnos, teniendo en cuenta que había diferencia generacionales. Hay algunas que están jugando en torneos especiales, como Fabiana Rinkewicz y Marcela Diez.
Venía de un club que tenía competencias ganadas (Vélez Sarsfield). (Pero) el haber pasado a Obras fue un cambio importante en mi vida. Fue una linda experiencia.
– ¿Te seguís viendo con algunas compañeras?
– Sí, le hago un entrenamiento personal a Marcela Diez. A Fabiana la veo cuando nos cruzamos en algún torneo.
– ¿Qué aspectos perduraron en el club, a lo largo del tiempo?
– El compromiso de la institución con las jugadoras. Tampoco noté diferencias en el entrenamiento. Eduardo era un adelantado a la época, en ese momento se iniciaba el trabajo con los sistemas de juego. Pero nos transmitía su compromiso al 100%, por lo tanto nosotras tratábamos de devolverle lo mismo. Quizás era distinto en cuanto a la parte física.
– ¿Qué te genera el estar de vuelta en Obras, ocupando el rol de Preparadora Física y Entrenadora?
– Es un orgullo haber regresado después de tanto años a la institución, que en su momento me dio la oportunidad de representar los colores como jugadora.
– ¿Cómo trabajás día a día con las jugadoras para que se desarrollen físicamente y cumplan con la planificación de los entrenadores?
– En la pretemporada, se hace un diagnóstico en equipo para realizar un trabajo específico. Todas las categorías trabajan de acuerdo a sus capacidades físicas, que tienen que ver con las edades. Luego, se realiza un Período Precompetitivo, en el que se busca alcanzar mayores niveles de potencia y fuerza. Todo se une a lo técnico y táctico, por eso es fundamental la comunicación con el cuerpo técnico porque combinamos las cargas para que las jugadoras puedan aprovecharlas de la mejor manera.
La planificación a largo plazo con la Primera es complicada, ya que la exigencia del torneo (Liga Nacional y AFMB) no te lo permite. Tiene que ser más flexible y adaptativa a los partidos que se vienen. Como la primera fase es cerca de la pretemporada, tratamos de que el equipo esté lo mejor posible para afrontarla, y después hacemos un ajuste para la segunda. En cuanto a las inferiores, hacemos trabajos de sobrecarga y fundamentos técnico-individuales los lunes, miércoles y viernes. Y el trabajo físico desde otro aspecto, los martes y jueves.
– ¿Qué aprendizajes de aquel campeonato le querés transmitir a las jugadoras?
– Lo primero que les quiero contar es que nunca dejen de soñar, si ellas tienen un deseo grande de proyectarse como jugadoras profesionales. Pero que ese sueño sea acompañado por el compromiso y esfuerzo necesario para alcanzarlo. Les transmito mucha pasión en lo que hago, y creo que ellas lo absorben porque ves los progresos y que mejoran su actitud.