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Josep Margall y su clínica en Obras Basket

Josep Margall fue un antes y después para varios jugadores aurinegros, luego de su clínica en perfeccionamiento de técnica de tiro. Parte del plantel de Liga Nacional y Liga de Desarrollo dedicaron intensas jornadas para que la presencia del español no sea un simple paso por Argentina.

“Un tirador tiene tres cualidades fundamentales: puntería, mecánica y entrenamiento. Los mejores pasan horas y horas disminuyendo el margen de error de sus ejecuciones”, dijo Margall en el día inaugural de su clínica, que se extendió hasta el 4 de diciembre.

Para conocer un poco más sobre un especialista en la materia, Margall es leyenda viva del Joventut de Badalona. Apodado como “Matraco”, Josep se destacó siempre por un excelente tiro externo, con una técnica envidiable. Su carrera se dividió en sólo tres equipos, durante 18 temporadas y debutó en Primera División compartiendo equipo con sus hermanos, en la 72-73.
Fue parte de la Selección de su país en los JJ.OO de Moscú 1980, Los Ángeles 1984 y Seúl 1988, consiguiendo la medalla de plata en el ’84.
Se retiró en 1993, jugando para Festina Andorra, después de conquistar una Liga Española, una Copa del Rey, dos copas Príncipe de Asturias y dos copas Korac.

No solo fueron días de aprendizaje para los jugadores aurinegros, sino que también para los entrenadores. En todas las jornadas, Margall recibió la ayuda de Agustín Diz Ríos, Emanuel Fernández, Sebastián Bacco, Lucas Benítez, Santiago Petersen, Javier Ielmini, Guido Fabbris, Francisco Pirani. Incluso, varios de ellos opinaron sobre la posibilidad de aprender de un especialista, para incorporar conceptos que son trasmitidos a los jóvenes rockeros del club. “Es genial tener esta clínica con uno de los mejores en este rubro. Te corrige los detalles minuciosos que uno no ve, o que, sí lo ve, pero no repara en eso. Entonces, uno incorpora todo lo que él está diciendo”, comentó Bacco.

A lo largo de la clínica, Josep trabajó a detalle en busca de la perfección, como bien se había planteado en los objetivos de su paso por Obras: “hay uno solo y es el más indispensable: que entiendan cómo tienen que tirar y qué es lo que tienen que mejorar. Les dije que la altura más imprescindible de un jugador de básquet no es medir dos metros. Es la que tenemos entre la ceja y el pelo, ya que sabrán hacerle caso al entrenador, reconocer lo que tienen que trabajar. Con la ayuda de los entrenadores, pienso que pueden mejorar mucho”.

Sin dudas que, para los jugadores que tuvieron el privilegio, hay conceptos que se marcan a fuego, para reforzar la técnica y mejorar la efectividad en sus tiros. “Siempre está bueno mejorar y aprender cosas nuevas. Especialmente, esta clínica nos ayuda a perfeccionar movimientos que, en lo personal, creía que estaban bien, pero al notarlo te das cuenta que lo podés hacer mejor”, decía Juan Pablo Venegas al momento de reflexionar sobre cómo estas experiencias suman a nivel personal.

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