El club Obras Sanitarias de la Nación, fundado el 27 de marzo de 1917 por diecinueve empleados de la empresa, cumple 102 años de vida y es motivo de orgullo para socios, familias y allegados que ayudaron a construir este camino y que crecieron a la par del club en cada uno de los días que edificaron el Centenario.
Obras, emblema deportivo en la Ciudad de Buenos Aires, ha sido, a lo largo de la historia, sinónimo de excelencia, y si bien ha sufrido mutaciones lógicas propias de los cambios generacionales, siempre ha estado a la vanguardia y ha liderado en todas las disciplinas en las que participa y participó.
El primer campo de deportes, que incluyó instalaciones para la práctica de bochas, fútbol, natación, pelota paleta, rugby y tenis, dio origen el 22 de marzo de 1925, significando el punto de partida de una historia fantástica de sentimiento, convicción y logros por doquier.
Precisamente el rugby fue la disciplina que otorgó uno de los logros más importantes de las primeras décadas al ganar el campeonato de Primera División en 1953, uniéndose a los logros meritorios de la natación con figuras mayores como Enriqueta Duarte y Alberto Carranza, ex entrenador del récordman mundial Alberto Nicolao. La piscina de competición se encontraba en la actual sede de Paraguay 2060, inaugurada en 1941, espacio creado que le permitió a la institución incorporar, además de la natación, otras actividades deportivas cubiertas y otras de carácter cultural y de esparcimiento.
Florecieron, promediando los ’60 y ’70, actividades como la esgrima, el tenis, las pesas y el hockey.
El nacimiento del Estadio Obras, hoy conocido con el mote de Templo del Rock, se dio recién en 1978, un año después de la creación del Instituto José Ingenieros, colegio que aún vive en las instalaciones de Avenida Libertador y ofrece cuatro niveles de enseñanza, que van desde pre-escolar a terciario, dictando la carrera de profesorado de educación física, siendo el deporte y el medioambiente sus ejes de enseñanza y conducción.
Obras fue sede de eventos internacionales maravillosos, como la Copa Intercontinental «William Jones», de la que fue campeón en la edición de 1983 consagrándose como el primer equipo argentino campeón del mundo, organizó el Torneo Sudamericano Karate Do, haciendo incursión precisa en las artes marciales, el Torneo Internacional de Hockey sobre Patines y la Copa Mundial de equipos Campeones de Vóleibol. Precisamente fueron las décadas del ’70 y ’80 las que vieron al voley y el básquetbol en su máximo esplendor.
En voley, en aquellos años, Obras era un buen resumen de los mejores exponentes de nuestro país. Un joven Raúl Lozano (actual subcampeón del mundo con Polonia) fue el entrenador de ese equipo. Y el brillo llegaba con Leonardo Wiernes, Raúl Quiroga, Daniel Castellani, Alcides Cuminetti y Jon Uriarte.
En 1980, además, Obras adquirió la primera cancha de césped sintético de Sudamérica y tuvo meritorios logros en la disciplina. Es firme la convicción de la dirigencia actual de retomar el camino del éxito en este rubro en los años que se aproximan.
En básquetbol, Obras, afiliado en 1926 a la Asociación Porteña, ha conseguido muchos logros, entre los que se destacan el subcampeonato en la William Jones de 1978, tras caer ante Real Madrid siendo organizador, el título mundial en la William Jones de 1983, el campeonato Interligas 2011, la Liga Sudamericana 2012 y el subcampeonato de la Liga Nacional el mismo año.
Además, retrocediendo un poco en el tiempo, Obras obtuvo en 1968 el torneo de segunda división de manera invicta y logró el ascenso a la máxima categoría nacional; en 1973 conquistó su primer torneo de primera división, en 1975 repitió la conquista y participó del torneo Sudamericano de clubes campeones, donde quedó ubicado en la segunda posición.
Fueron sus logros culturales los que alimentaron también la fama de Obras, ya que desde 1978 se ofreció en el Estadio Obras los espectáculos más destacados de la Ciudad de Buenos Aires; por su escenario dejaron huellas los máximos referentes de la música Argentina, con artistas como Charly García, Luis Alberto Spinetta, León Gieco y Fito Páez. No en vano nuestro Estadio fue bautizado como «El Templo del Rock», ya que supo albergar a grupos como Los Violadores, Los Ratones Paranoicos, Rata Blanca, Riff, Soda Stereo, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, entre otros. También
pasaron por suescenario los máximos exponentes de la música extranjera, con figuras como B.B. King, Caetano Veloso,Alfredo Zitarrosa, Rubén Blades, Bob Dylan y grupos como The Police, Sex Pistols, Iggy Pop y Los Ramones.
No hay dudas que, en la celebración del Centenario de nuestra institución, podemos concluir que el Club Atlético Obras Sanitarias de la Nación fue, es y será un símbolo de la Ciudad de Buenos Aires.
HACIA UN CAMBIO DE PARADIGMA
En 2001, con la crisis galopante que se produjo en la República Argentina que afectó instituciones y personas por doquier, la actual comisión directiva tomó el cargo en un momento difícil y se vio obligada a ejercer medidas drásticas para recuperar la institución que había sido víctima de innumerable cantidad de juicios y pedidos de quiebra.
Los logros deportivos, que habían caído a pique en la década de los ’90, recuperaron el lugar que nunca debieron haber dejado promediando la década del 2000. Lo primero que se hizo fue entender el cambio cultural que se estaba gestando y que hoy ha encontrado su pico máximo: el individuo en primer lugar, escaso tiempo producto de la situación laboral actual y nuevos modelos de negocio en marcha.
La recuperación estaba en marcha y cada persona vinculada de manera directa o indirecta a la institución tenía clara la hoja de ruta. La visión fue hacer de Obras un club creíble, serio y ordenado para los diferentes públicos, la misión fue enaltecer, recuperar y jerarquizar la marca Obras en un plan de múltiples años y los valores fueron, sin dudas, la sustentabilidad, orden, trabajo, unión y progreso en las distintas áreas.
Día a día se trabajó de manera mancomunada, en el silencio, para que el club, otrora referente simbólico de la Ciudad de Buenos Aires, recupere prestigio, credibilidad y brillo ante sus propios públicos y el entorno.
No fueron tiempos sencillos y se recuerdan aquellos años como épocas de trabajo duro y escaso premio. Pero significaron la piedra fundacional de un cambio de paradigma que significaría el éxito rotundo de los años posteriores, que continúa hoy con la gestión profesional de las áreas, siendo vanguardia en el deporte argentino, principalmente en el básquetbol.