Este jueves por la noche Obras en Obras concretó una nueva jornada de charlas junto a las inferiores del club. En esta última oportunidad, los Rockeros disfrutaron de dos leyendas que continúan ligadas a la institución: Ezequiel Lamas y Diego Ricci.
Tanto el perimetral como el interno, fueron parte del equipo que logró el histórico ascenso a la Liga Nacional en 1995/96. Lamas y Ricci son casos de orgullo para Obras, crecimiento en el club desde el día cero. Ambos llegaron al Rockero de niños y lo adoptaron como su segunda casa. Hoy, Ezequiel es el kinesiólogo del plantel de Liga Nacional, mientras que Diego es dirigente de la institución.
Ezequiel Lamas arribó a los seis años, en 1978. “Mi papá jugaba Waterpolo en Obras y luego de retirarse siguió yendo al club por el ambiente familiar. Empecé jugando al rugby, pero rápidamente me incliné por el básquet”. Por su parte, Ricci lo hizo a los 10, en 1984: “Fui a acompañar a un amigo que se quería probar, y terminé sumándome”. Fue un amor a primera vista para Diego. Desde ese momento, su destino fue marcado por los colores amarillo y negro.
EL RECORDADO ASCENSO
“Fue un año durísimo porque había muy buenos equipos. Fue una emoción muy grande. Yo estaba en el club desde los 11/12 años. Que me hayan dado el lugar para integrar el equipo profesional fue único. A ese equipo le colocamos muchas horas de trabajo y entrenamiento diario, porque no éramos jugadores de renombre (salvo excepciones)”, recuerda Ricci.
En aquel entonces, el Rockero contaba con un equipo plagado de jóvenes, que se ganó el prestigio a base de trabajo duro y con un cuerpo técnico preparado para la ocasión.
“Éramos todos chicos de la misma edad, con ganas de hacernos un lugar. En el básquet de hoy en día hubiese sido imposible. Si pudiera volver a tres momentos en mi vida, este sería uno”, sumó Lamas.
Ricci cerró el tema con una reflexión que muestra cómo el equipo se encontró con el hecho histórico: “Estábamos convencidos de que nos iba a ir muy bien, pero no con la idea de un ascenso. Dimos todo como conjunto. Se nos fueron dando los objetivos y el ascenso fue una locura”.
LAS VENTAJAS DE JUGAR EN OBRAS
Diego Ricci recuerda a flor de piel su sacrificio para llegar al profesionalismo. Estudiar en una escuela técnica lo obligaba a entrenarse fuera de horario, al aire libre y en soledad. Por eso, valora la cantidad de herramientas que el Rockero ofrece hoy a sus reclutados y jugadores de inferiores.
“Obras hoy da la posibilidad a los chicos de vivir en el club, ofrecer estudio, habitación y comida, además del deporte. Al jugador joven que se forma no le falta nada. Eso ayuda a que los sacrificios se supriman, porque uno puede hacer todo a 20 pasos de distancia. Obras tiene muchas herramientas. El elemento fundamental es tener el espacio para entrenar. Desde instalaciones, hasta la comunicación y el recurso humano, es una estructura completa que los chicos deben aprovechar al máximo”, comentó.
Finalmente, Diego Ricci y Ezequiel Lamas resaltaron la importancia de estudiar y formarse como persona, en paralelo a la carrera profesional. “Hoy en día el básquet es un deporte en el que se debe tomar decisiones rápidas. El estudio es muy relevante. Te prepara como persona para este tipo de situaciones. Formarse hace mejor al desarrollo de jugador”, dijo Lamas.
“Hay que tenerlo como base y primera opción. Estudiar forma profesionales y eso ayuda a al jugador a desarrollarse como humano”, cerró Ricci.
Obras en Obras permite seguir de cerca historias de vida, desarrollo, sacrificio y superación. Diego Ricci y Ezequiel Lamas, son la prueba de esto.