Las Inferiores femeninas de Obras Basket realizaron una competencia interna de desafíos, como motivo de festejo del Día del Niño. También, estuvieron presentes las jugadoras del plantel profesional.
Las formativas rockeras planifican a menudo un encuentro virtual que se difiera de los compromisos habituales. De esta manera, se fomenta la integración, diversión y el sentido de pertenencia hacia el club de Núñez. Algunos ejemplos fueron las actividades lúdicas en las vacaciones de invierno, o la práctica distintiva por el Día del Amigo.
Giuliana Bacarelli habló sobre la posibilidad de particpar en este tipo de desafíos internos: «Está bueno hacer algo distinto cada tanto. Me encantaría que volvamos a realizar juegos así. De todas formas, casi siempre al final de los entrenamientos solemos hacerlos para darle un cierre más lindo a la jornada».
En tanto, Julia Paoletta agregó: «Fue muy lindo. Significó un rato para despejarse y hacer algo relacionado con básquet. Cada tanto los hacemos, ayudan al contexto y a acordarse que la pasamos bien entrenando».
EL FORMATO DE LA JORNADA
La competencia contenía ocho desafíos que involucraba el dribbling a cada uno de ellos. Asimismo, se dividió a todas las participantes en tres equipos (amarillo, negro y rojo). Los entrenadores conformaron el jurado que evaluaba el trabajo de las integrantes en cada ejercicio.
La primera actividad consistió en picar mientras se hacía el desafío de la botella (que caiga parada después de ser lanzada). El segundo tenía que ver con el dribbling sentado, al mismo tiempo de intentar embocar pares de medias a un balde que se encontraba a distancia. Este último juego era por postas, es decir, la jugadora que embocaba habilitaba a su compañera.
A continuación, se tenía que picar y escribir a la vez tres nombres de jugadoras de básquet. Al igual que el desafío anterior, la que terminaba debía tapar la cámara para que le permitiera hacer lo mismo a la siguiente. Después, mantener la mayor cantidad de tiempo posible el control del balón y el equilibrio al sostener un palo de escoba con la palma de la otra mano.
Más tarde, tenían que cambiar de dirección pasando un bollo de medias de una mano a otra. Se sumaba un punto por cada vez que se les caía el par. Perdía el que acumulaba más tantos. El sexto juego tuvo como misión picar a la vez que se realizaba una plancha.
En el séptimo se trató de colocar una campera o buzo sin dejar de ejecutar el dribbling. Por último, había que picar la pelota al estilo tambor (con un ritmo en particular). Cada equipo contaba con una jugadora a la que seguían sus compañeras.
UN MOMENTO DE DIVERSIÓN
No solo se trató de una serie de desafíos que acumulaban puntos para los tres equipos. También, las jugadoras de las Inferiores y el plantel profesional tuvieron una nueva oportunidad de disfrutar de juegos competitivos, integradores y que ayuden al crecimiento.
«Todos los juegos me gustaron, pero más que nada los del final. Es que no sabíamos cómo iba el tanteador y estábamos todas compitiendo para ver quién ganaba. Fue muy divertido, creo que todas la pasamos bien y nos reímos mucho», contó Giuliana Bacarelli.
«Creo que, cuando tuvimos que coordinar un ritmo entre los distintos equipos, me reí mucho porque no nos salió», cerró con risas Julia Paoletta.