Seguinos

Especiales

El recuerdo de Edgardo Nieva, actor del «Mono Gatica»

Con motivo del fallecimiento del célebre actor Edgardo Nieva, protagonista de la película «El Mono Gatica«, filmada en el Estadio Obras (Templo del Rock), recordamos hermosas anécdotas ocurridas durante el rodaje.

El profesor Emilio Gutiérrez, autor del libro Centenario de la Institución denominado «Hicimos Obras», entrevistó a Nieva en septiembre de 2018 y este es el resultado de aquella charla.

Obras no es un lugar desconocido para mí, fui socio. Íbamos los fines de semana, el club estaba muy bien…

Los quinchos eran un lugar perfecto para el asado y me gustaba mucho jugar al fútbol. Juego bastante bien pero a Obras también venían muchachos que jugaban mejor. Ex futbolistas; por más que tuvieran panza eran buenos de verdad…

Estaba en pareja con una chica que era psicóloga y nos juntábamos con los demás padres compañeros de nuestro chico en el Instituto José Ingenieros. Acompañábamos e íbamos a buscarlos después de las fiestas: la hija de Lito Cruz, la de Brandoni, Andy Kusnetzoff, muchos famosos. También muchos psicólogos y sobre todo… muchos separados.

Con respecto a la filmación de “Gatica” tengo los mejores recuerdos… El primer día la cola de extras llegaba hasta el Tiro Federal. El de seguridad me paró y me preguntó si yo era uno… Decí que estaba Betiana (Blum), mi pareja, que se abrió paso y le dijo al tipo: pero Usted, ¿¡es boludo!? ¿No se da cuenta que es el protagonista? Así arrancamos…

Gatica es un personaje que siempre quise hacer, fue una sugerencia de mi padre. Es que con el Mono me unen un montón de cosas: el hambre, la fuerza, la sed de revancha, la pobreza. Son cuestiones jodidas, pero también la nobleza y la alegría de vivir… Nunca me olvido de donde vengo ni las que pasé…

Para el papel me preparé mucho. Entrené box durante cuatro años; entre otros con Víctor Hugo Palma que tenía una forma parecida de pelear a la del Mono.

Favio no estaba convencido en darme el papel, pero terminó accediendo porque mis ganas y mi actitud pudieron más.

“Yo no voy a ser una traba para que el mejor director de cine del país vuelva a filmar le dije. La Argentina te necesita. Renuncio, pero te digo algo: vas a encontrar mejores actores, caras mas parecidas al Mono que la mía, pero no vas a encontrar jamás a alguien que entienda los motores que lo sacaron al Mono de la pobreza y lo llevaron hasta ahí… porque yo, vengo de ese lugar”
La película se terminó filmando en Obras porque Tito (Lecture), que no se bancaba ni un poquito a Gatica, pidió una locura para grabar dos semanas en el Luna Park… Al Mono no había que mirarlo solamente como un boxeador fanfarrón, también representaba lo que el pueblo depositaba en él.

Finalmente, el día llegó. El Estadio estaba a tope y Leonardo me dice que voy a entrar únicamente cuando él me avise. Ok; todo bien. Me maquillaron durante horas, me pusieron la vaselina, los apósitos y empecé a entrar en calor en el vestuario. Favio quería que cuando entrara, el que entrara fuera Gatica en persona…

Y así fue. De repente llaman y comienzo el lento camino hacia el ring con los típicos movimientos de hombro y cabeza. No sé que les habrá dicho, pero te seguro que era emocionante… los gritos y el aliento eran ensordecedores… Subí al ring y me temblaban las piernas… Es en ese momento en que Leonardo Favio después que marcamos la primera escena en el Madison, tomó la cámara y dijo:

“Vuelvo a filmar en mi país después de 16 años. Por Argentina, por el Cine Nacional… LUZ; CÁMARA; ¡ACCIÓN!”

En aquella filmación, que duró como 17 días hubo personajes singulares que no quisieron perderse nada. José Scioli, el papá de Daniel, un amante del deporte y del box; el Negro Aparicio, Director del Instituto (INCAA) y amante del cine nacional y Chuenga, personaje infaltable donde hubiera multitudes nacionales… Es que era muy seductor el momento: estaban Perón, Evita, Favio, Gatica… la escena en que el Mono saluda al General diciéndole “Dos potencias se saludan” fue memorable y se filmó en Obras…

Además pasaron cosas de no creer: la más grave fue la caída de la grúa en la popular con cameraman incluido; el pibe se lastimó el hombro mal. Pero fue al hospital y volvió al toque. No se quiso quedar. Hubo muchísimo compromiso por parte de los laburantes de esa peli…

También mucha locura. En una de las escenas yo tenía que ir hacia el ring y no sé porque los flashes de lámpara de los reporteros no andaban, no salían los disparos… tuvimos que filmar como seis veces esa escena. Y cada vez que me preparaba y empezaba a caminar hacia el ring entre la multitud me pegaban a mí, alguien me pegaba en los riñones… A la segunda vez le digo a Favio, le aviso que no me está gustando y que va a haber problemas… “¡Tranquilo Nene! Es normal… Los extras odian a los protagonistas” ¡Ah! Bueno… Yo estaba listo para cualquier pelea, de ficción o real, súper entrenado. Ahora, nunca imaginé tener que defenderme de los extras.

Para la pelea con Prada, el clásico de los clásicos del boxeo argentino, Favio quiso dejar las cosas claras: “Miren, las peleas de boxeo no son como en Rocky. Stallone no sabe pelear, así que estuve averiguando, muestran peleas racheras. Una ráfaga de Rocky, una ráfaga del otro y así… Bueno, el box no es como en esa película. Nosotros medianamente las vamos a guionar para que quede lo más parecido, pero les pido un favor, contrólense, no se vuelvan locos, no se lastimen…” Bueno, todo claro.

Apenas me doy vuelta, Leonardo lo agarra al pibe que hacía de Prada, un amigo mío y le dice: “en cuanto te venga a saludar surtile una mano sin aviso” Dicho y hecho: Prada me emboca y yo ¡me lo quería comer crudo! Eso era lo que tenía Favio, sacaba lo mejor de cada uno como fuera. Era un gran seductor y como tal, un gran mentiroso… Un fenómeno y como muestra elijo una escena dramática que recuerdo con emoción.

Cae Perón después de los bombardeos. A Gatica lo persiguen y no lo dejan pelear. Algo recurrente en tiempos de la Revolución Fusiladora. Como necesitaba el mango, empieza a pelear clandestino por Lomas de Zamora. No entendía porque se lo perseguía… Y dice: “Pero si yo nunca me metí en política… Toda mi vida fui peronista” Tremendo. Gatica no concebía el peronismo como movimiento político, lo tomaba como religión.

La escena, muestra cuando en medio de la pelea llega la policía y el comisario le dice que lo acompañe; el Mono le pregunta: “¿Me puedo ir a cambiar?” y cuando le dicen que si, estalla, se sube a las cuerdas y empieza gritar:

“¡A mí se me respeta! ¡A mi se me respeta! ¡VIVA PERÓN CARAJO!” más de una vez, varias veces. Muy dramáticamente.

Mientras buscaba el primer plano, Favio me decía a los gritos: “¡Vamos Edgardo! ¡Es el Pueblo el que grita contra la Oligarquía!” Un fenómeno. Me agradeció la escena que hicimos.

Y te dejo una que es para morirse: cuando Ike Williams lo tira al Mono en el Madison, el árbitro le tiene que contar. Se supone que en inglés, ¿Era en Nueva York, no? Bueno, el que hacía de juez tenía que decir: one, two, three… y ¡no sabía! Entonces no tiene mejor idea que hacerse un machete en la mano. El descarado lo leía… ¡ONE! Se fijaba. ¡TWO! Se fijaba. ¡THREE! Y Favio no lo podía creer… “No… ¡NOOOO! ¡Corten! ¡Corten! ¡No puede ser tan pelotudo!”

Si vos te fijas, en la escena me cuenta hasta 3. No dio para más…

Videos

Facebook

Más en Especiales