Alma Bourgarel, quién es parte del plantel de primera de Obras, finalizó su participación en el Mundial U19. En el certamen, promedió 6.6 puntos, 2.9 rebotes y 2.4 asistencias (la mejor del equipo). Luego de su experiencia, la base rockera contó su experiencia en la competición.
– ¿Qué fue lo que más te sorprendió del Mundial?
– Lo que más me sorprendió del Mundial, más allá de la gran organización y la implementación de la nueva cancha led, fue el nivel de las diferentes selecciones. Los países han evolucionado, desde muchos aspectos. Principalmente en cómo fue avanzado la importancia del tiro externo a nivel internacional. Si bien ya íbamos preparados para encontrarnos con esas realidades, desde lo físico, táctico y técnico, vivirlo durante todos los partidos fue algo realmente llamativo. Además nos hizo ver ciertas realidades, ya que al medirse con los mejores del mundo te hace reflexionar sobre las cosas que tenemos que seguir trabajando. También las que hemos crecido, ya sea a lo largo de los años, los partidos y los encuentros del torneo en sí.
– ¿Cómo valorás tu participación y la del equipo en el Mundial?
– Poder participar no solo de un Mundial, sino que también vestir la camiseta de la Selección Argentina, es algo único, maravilloso e inexplicable. Es un mundo de sensaciones y emociones que te llenan de orgullo. Valoro mucho tener esta gran oportunidad, tanto desde lo individual como desde lo colectivo, ya que para llegar a estar entre los mejores del mundo no es nada fácil. Es un largo proceso de años de trabajo, esfuerzo y dedicación por parte de las jugadoras, staff y dirigentes. Vivir está experiencia es un privilegio dónde todos nos hemos llevado grandes momentos, pero por sobre todo grandes enseñanzas y aprendizajes. Se tiene que valorar mucho el trabajo de la Selección, hicimos un gran proceso siendo subcampeonas de Sudamérica, bronce de América y obteniendo un boleto a la Copa del Mundo, donde solamente están las mejores 16 selecciones.
– ¿Cuál fue el equipo que más te sorprendió?
– Principalmente el equipo que más me sorprendió, además de Mali, el cual hizo un gran torneo demostrando su gran nivel a lo largo de todos los partidos, fue España. Realmente se notó el gran trabajo que vienen haciendo desde hace varios años, en el que quedó plasmado tanto en la gran organización del campeonato como en lo deportivo. España fue un ejemplo en todos los aspectos, ya sea en lo físico, táctico, técnico. Y además, jugando a un altísimo nivel compitiendo de igual a igual contra grandes potencias como Estados Unidos. Creo que son un gran modelo a seguir.
– ¿Alguna anécdota que te quedó del Mundial?
– No sé bien si es una anécdota, pero sí un momento en el que me quedará guardado por siempre en el corazón. Cuando te ponés la camiseta celeste y blanca y salís a la cancha, es una sensación tan grande. Principalmente es de orgullo, que te da un impulso y unas ganas de dejar absolutamente todo por el equipo, el pelear cada pelota, el defender, alentar y por el país. El momento en el que cantamos el himno, ver la bandera ahí colgada a lo alto, tener la remera de Argentina puesta, estar abrazadas con mis compañeras y sabiendo que mi familia, parte a distancia y otros en la cancha, me está viendo representar a mí país, en nada más ni nada menos que un Mundial.
– ¿Cómo es jugar un mundial?
– Jugar un torneo tan prestigioso como es un Mundial es un momento único, pero también es duro porque uno compite con grandes equipos, potencias, jugadoras más grandes de edad y súper desarrolladas en todos los aspectos. A su vez, eso mismo es un privilegio en el que cada momento hay que aprovecharlo y exprimirlo al máximo. Además, a lo largo del torneo, te vas nutriendo de grandes cosas, aprendizajes y enseñanzas de todo tipo.