Este 24 de septiembre se cumplen 40 años de una definición histórica: la 16° edición de la Copa Intercontinental de Clubes Renato William Jones en el estadio de Obras, de 1983. El local, dirigido por Flor Meléndez, había vencido a cuatro grandes rivales: Universidad de Oregon State, campeón de la NCAA estadounidense, Peñarol (Uruguay) y Monte Líbano (Brasil), primero y segundo de Sudamérica, respectivamente, y a Simac Milano, subcampeón europeo.
Para consagrarse a nivel mundial, los Rockeros necesitaban un triunfo más: ante el Cantú italiano, flamante campeón del viejo continente. Más de seis mil almas se dieron cita con la historia aquel día en el Templo del Rock, que se encontraba rebasado de público. Una multitud, que quedó fuera del estadio, colmó Avenida Libertador durante el partido.
Obras construyó su victoria por 89 a 76 bajo la propuesta defensiva de Meléndez, quien frenó a Antonello Riva, figura de los europeos, con la marca de Carlos Romano. Los panameños Rolando Frazer y Mario Butler fueron fundamentales en el cuidado del aro, mientras que Vicente Pellegrino y Norton Barnhill se establecieron como pilares de la segunda alineación. Eduardo Cadillac, pese a su lesión, tuvo varios minutos de calidad. Los de Núñez dominaron el encuentro, se impusieron y se coronaron campeones del mundo, título inédito para cualquier equipo argentino hasta el día de hoy.
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EL PLANTEL DE OBRAS CAMPEÓN Y EL RECUERDO DE MELÉNDEZ
Aquel histórico plantel estuvo conformado por: Esteban Camisassa, Héctor Campana, Ricardo de Cecco, Vicente Pellegrino, Rolando Frazer, Mario Butler, Carlos Romano, Eduardo Cadillac, Gabriel Milovich, Alejandro Gallardo, Norton Barnhill y Javier Tilatti. Flor Meléndez estuvo a cargo de la conducción técnica, junto a su asistente Guillermo Vecchio.
“Lo del 83 fue algo grande. Era una Copa dominada por Europa, y lo que se vivió en ese estadio durante toda esa semana es algo que nunca olvidaré, por la alegría de todas las personas que asistían a los partidos, no importaba de qué equipo fueran hinchas”, señaló y continuó. “Ese equipo tenía grandes jugadores, pero para mí lo más importante es que eran grandes personas. Habían estrellas como Romano, Rafaelli, Cadillac, Frazier y Butler, y todos nos llevábamos muy bien. Quizás sea el equipo de todos los que he dirigido que mejor comunicación ha tenido individualmente. Era de verdad una familia”, señaló Meléndez al recordar semejante hecho en la historia de Obras.
En esta fecha, el club saluda a sus campeones y recuerda el 37° aniversario de aquella histórica consagración.