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Tierra de promesas: Barbotti

A Francisco Barbotti le costó adaptarse al ruido de la gran ciudad. Al principio, allá por abril de 2013, los 936 kilómetros que separan Buenos Aires con su Resistencia natal fueron un problema grande. Su cuerpo estaba acá pero su cabeza allá, con su familia, en Chaco. El desarraigo lo atormentaba. «Me costó mucho porque vine a los 15 años. Muchas veces dije ‘no, esto no es lo mío, agarro el bolso y me vuelvo’. En un entrenamiento me largué a llorar. En el momento del llanto se me venían imágenes de mis amigos, de mi familia, de las cosas que me perdía por estar lejos», recuerda.

Sin embargo, el pibe de 1.96m, nacido el 11 de abril de 1998, mostró entereza para revertir la situación y acomodarse en las inferiores de Obras Basket. «En el segundo año la cosa mejoró. Hice amigos del colegio y del básquet. La gente de Obras se portó muy bien conmigo, como que me adoptaron. Ahí empecé a disfrutar. Me siento como en casa. Estoy cómodo acá. Ojalá pueda seguir acá haciendo mi carrera», dice.

-¿Cómo fueron tus comienzos?
-En el club Regatas de Resistencia. Empecé gracias a mis amigos. Yo hacía mucho deporte y llegó una edad, a los 12, que me tuve que decidir por el básquet por un tema de horarios. Tuve la posibilidad de jugar para la Selección de Chaco. Eso fue una motivación muy grande para mi. Pablo Tejedor, Milton Jovanovich, Eric Rovner y el Toro Corbalán son entrenadores que tuvieron mucho que ver en ese crecimiento. Después pegué un salto grande y me convocaron a una preselección U15 de Argentina siendo un año menor. Y ahí es que me pudo ver Obras.

-¿Cómo eran esos años de chico en Regatas?
-Vivía más ahí que en mi casa. Mi mamá casi me pone un colchón en el club. Los porteros de Regatas eran mis papás prácticamente. En el verano era estar desde las 10 de la mañana hasta las ocho de la noche. Por suerte siempre tuve vida de club, al igual que mis padres. Allá armé un grupo hermoso, aunque alguna vez hacíamos algún que otro lío (se ríe).

-¿Está más viva que acá esa cultura de club de barrio en el interior?
-Sí. Hasta el día de hoy lo disfruto. En mis vacaciones voy a Chaco y son cinco días de estar en el club. Con mis amigos hacemos un asado y nos juntamos ahí. Es mi segunda casa.

Por supuesto que en esa vuelta a su tierra también hay mucho lugar para su familia. Papá Juan Manuel, mamá Victoria y sus hermanos Sofía (23), Juan (19), Pedro (7) y Clara (5) disfrutan a la par.

-¿Tenés referentes?
-En el club, el sueño de todos es ser como Tomi (Zanzottera) y Pepo (Barral), que salieron de las inferiores y llegaron al equipo profesional. También me gusta mucho Dennis Horner, me encanta como es como persona y como entrena y juega. Y mi ídolo, por lo que hizo en la Liga Nacional, es Leo Gutiérrez. No tuve la posibilidad de conocerlo, siempre lo vi de lejos.

-¿Te gustaría encontrarte con él?
-Sí, me encantaría charlar con él, que me cuente cosas de la vida y como fue que se entrenó y llegó a todo esto. Bueno, y Juan Gutiérrez es otro ídolo. Al principio no caés que es tu compañero, pero después se hace habitual.

-Y en cuanto a tu juego, ¿qué creés que tenés que mejorar?
-Yo soy el primero que dice que tengo que mejorar todo. Siempre digo que soy el primer perro. Lucho con mi físico todos los días por un tema genético. No soy privilegiado con eso. Es una lucha constante. Y la velocidad es otra cosa a mejorar.

-¿Y lo mejor de tu repertorio?
-Trabajos puntuales, como los rebotes, la defensa, las cortinas. Igual yo disfruto más que el equipo juegue bien antes que tener un lucimiento personal. A veces disfruto más una linda asistencia que un tiro.

Pero no todo es básquet en la vida de Barbotti. Aunque se la pase viendo partidos todo el día, en sus tiempos libres trata de salir del deporte para sumergirse en otras cuestiones.

-¿De qué disfrutás más allá del básquet?
-Me gusta mirar películas, más que nada de drama y acción, conciertos y escuchar música, generalmente rock, como La Vela Puerca, Las Pastillas del Abuelo o Los Piojos. También leo. Cuando agarro el libro puedo estar dos días leyendo, pero después pueden pasar dos meses sin agarrarlo. Además me gusta mucho pasear por Buenos Aires. A veces agarro la SUBE y voy para todos lados. Un domingo en Capital para mí es hermoso.

-¿Qué leés?
-11 Anillos, el libro de Phil Jackson, me encantó. También algunos de Paulo Coelho, como El Alquimista por ejemplo. Me interesa, pero me falta constancia para leer todavía.

-¿Quién te transmitió el gusto por la lectura?
-Los integrantes de mi familia son bastante lectores. Hasta mi abuela. Entre ellos se prestan los libros.

-¿Vas a seguir alguna carrera universitaria?
-Todavía adeudo dos materias del secundario, matemática y lengua de tercero. Ahora en agosto me voy a presentar y apruebo las dos. Y estoy viendo que carrera seguir, no estoy tan decidido. Por ahora es administración de empresas.

-¿Con qué soñás?
-Con poder dedicarme al básquet y tener un título universitario. Me gustaría hacer las dos cosas. Me encantaría jugar en Obras. Siento que maduré bastante. Este es mi cuarto año acá. Algo mejoré. Después nunca sabés las vueltas que tiene la vida, pero la meta es esa.

Después de cuatro años de formación, Barbotti salió fortalecido. Casi no quedan rastros de la fragilidad del comienzo. El ala pivote, campeón con Obras de los Argentinos U15 y U17, quiere seguir por ese camino.

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