La barba de Marcos Delía impacta. Según él, eso es solo una casualidad y no forma parte de un cambio para meter miedo dentro de la cancha. Simplemente se dio así. Sin embargo, lo que no es casualidad es su crecimiento como jugador. El pivote de 2.10 metros de Obras Basket y de la Selección argentina hizo un máster en superación personal. Cuantos reproches habrá recibido luego de la bandeja que falló en los playoffs de la temporada pasada de la Liga Nacional ante Quilmes. Delía sintió el cimbronazo, pero prefirió resurgir, aprender y crecer.
«Fue un golpe duro. Nunca había vivido una situación tan fea en lo personal. Creo que aprendí más con eso que con 100 charlas de entrenadores. Realmente me sirvió mucho para crecer. Después de eso, yo tenía que elegir entre hundirme y empeorar o tratar de hacer las cosas bien para mejorar. Yo traté de levantar», confiesa.
-¿Cómo tomaste los comentarios del contexto?
-No le presté atención. Yo soy el primero que quiero que me vaya bien, por eso lo de afuera no me importa, se hable bien o mal. Yo solo trato de enfocarme en lo que tengo que hacer.
-¿Te sentís otro jugador luego de ese episodio?
-No, yo me siento el mismo, quizás con un poco más de experiencia. Mejoré cosas. Quizás ahora estoy más tranquilo en la cancha y veo cosas que antes no veía. Me tocó pasar por eso pero traté de tomar lo positivo. Como dicen, no hay mal que por bien no venga.
-¿Después cómo trabajaste esa situación?
-Tuve dos reuniones con Germán (Diorio, el psicólogo del equipo). Él me dijo que notaba una mejoría en mí. Más que nada hablamos de por qué se dio esa mejoría y para reafirmar lo que me lleva a jugar mejor.
-¿Cuáles son esos aspectos que pensás que mejoraste?
-Busco ir mucho más agresivo al aro y volcar más la pelota. Y después está el hecho de resolver situaciones particulares que se dan durante un partido. Antes, por estar más nervioso o querer hacer todo más rápido, las hacía mal. Hoy, con un poco más de paciencia, encuentro mejor las ventajas. Me parece que pasa por ahí.
-¿Qué opinás de la presión? ¿Hubo algo de eso en lo que te pasó?
-La presión siempre existe para todos los deportistas y las personas en cualquier ámbito. A veces se maneja mejor o peor. Creo que hay distintos tipos de presión: por ganar un partido, la que se genera el grupo mismo por querer lograr cosas o la del entorno para exigirle cosas a ese grupo.
-¿Cómo te llevaste con esto a lo largo de tu carrera?
-A la larga, la presión no se si termina siendo buena. En particular, tuve presiones cuando empecé a jugar profesionalmente en Boca, donde se decía que yo era el nuevo pivote para la selección. En el momento uno no se da cuenta o no es consciente, pero hoy me acuerdo de eso y debo decir que presionaba bastante. Quizás en algunas cosas me afectó.
-¿Te pegó mucho?
-Es que eso hace que uno se genere expectativas grandes. Después, para lograrlas uno tiene que pasar por procesos que no son fáciles. En este contexto, cuando uno se equivoca piensa que no le puede estar pasando esto, si en realidad estaba destinado a romperla. No se si llamarlo frustración lo que eso genera, pero son golpes que afectan. Por eso, todo crecimiento tiene que tener un largo aprendizaje.
-¿Lo fuiste superando?
-No, siempre existe. Cuando se habla así uno quiere responder adentro de la cancha. Hoy, la presión pasa por querer darle cosas buenas a la selección.
-¿Los referentes se ocupan de tu situación?
-La verdad que sí. Ellos son los líderes del grupo y se dan cuenta cuando uno está bien o mal. Está bueno cuando se recibe apoyo de ese lado.
-¿Qué te dicen?
-Trasmiten tranquilidad contando que ellos también cometieron errores durante su carrera y que ese es el proceso para crecer y aprender. También absorben mucha presión, entonces a los más jóvenes nos quitan un peso de encima.
Sobre el cierre, Delía se refiere a su momento en la selección y a lo que pueden llegar a ser sus primeros Juegos Olímpicos, nada menos que con Emanuel Ginóbili en el equipo.
«Me siento bien y muy ansioso por empezar. Me parece que va a ser un buen año para todos y de a poco voy a ir encontrando mejor mi lugar en el equipo y la tarea a desempeñar. Ojalá pueda estar en mi mejor versión. Primero voy a hacer todo lo posible para estar y, si se da, trataré de darle al equipo todo lo que necesite de mí», analiza.
Los malos momentos parecen haber quedado atrás para Marcos Delía. Ahora solo queda seguir progresando y mirar hacia un horizonte deportivo que pinta ser prometedor.