“Soy muy optimista y positivo. Creo que eso me sirvió mucho para salir adelante”. Sabe de resiliencia Lautaro Berra. Una fortaleza interna que él mismo desconocía.
El pivote aurinegro nació en Firmat, una ciudad santafesina que queda a 110 km. de Rosario y a 270 de la capital de la provincia. El básquetbol apareció cuando Lautaro tenía 7 años. «Arranqué a jugar en Firmat Foot Ball Club con mis compañeros de escuela. Por supuesto que con el tiempo muchos fueron dejando, pero yo seguí hasta el día de hoy», cuenta.
DESDE CHICO SU OBJETIVO FUE SER ABOGADO
En Sub 13, Berra, que hoy mide 2.08 metros, se dio cuenta que era más grande que los chicos de su edad. Era el más alto de todos. «Ya en U15 vine al CENARD, a una preselección. A esa edad, Martín, un entrenador que tenía, me preguntaba que quería hacer de mi vida. ‘Estudiar abogacía’, le decía. ‘¿No querés jugar al básquet?’, me preguntaba. Y la realidad es que yo nunca pensé que podía dedicarme a esto…», recuerda el chico que hoy, a la par del deporte, estudia abogacía a distancia. Todo se puede cuando hay voluntad.
Pero no siempre fue tan agradable para él la cuestión altura: «Si te digo que siempre lo llevé bien, es mentira. En educación física era el más lento, me sentía incómodo. Aparte también era gordito. A los 14 o 15 años ya no quería sentirme así, no por el básquet sino por un tema personal. En pleno verano, a las tres de la tarde, salía a correr».
Fue en Sub 15 cuando entendió que esa incomodidad la podía traducir en beneficio propio para aplicarlo dentro de la cancha. Ese cambio de mentalidad le generó más gusto por el básquet, tanto que Obras puso los ojos en él.
«Llegué acá 10 días después de cumplir 17, el 17 de enero de 2015. El año anterior el club ya me quería, entonces vine a entrenar unas cuatro veces y me hicieron un seguimiento y me armaron todo un plan de trabajo. Pero todavía me sentía chico para venir, quería hacer un año más de escuela en mi ciudad y también terminar inglés», confiesa.
Y agrega: «Oscar y Andrea, mis viejos, siempre me apoyaron en todo. El año que llegué al club ellos coincidían conmigo en que yo todavía era muy chico para irme de casa. Allá, la generalidad es que a los 18 te vas a estudiar a la universidad de la ciudad más cercana, que en este caso es Rosario». Eso fue lo que hizo, para finalmente terminar la secundaria en el Instituto Obras.
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El ganchito nuestro de cada día @lautaroberraf ? pic.twitter.com/t8dMDY1kvH— Obras Basket (@ObrasBasket) March 13, 2020
Su vida dio un giro inesperado en 2016 cuando le detectaron un problema en la cadera izquierda. La experiencia que más lo marcó, el obstáculo más difícil de su vida. «Con los chicos casi nunca hablamos de lo que me pasó, pero el otro día salió el tema con Santi Ibarra. Soy muy pegado a él, es con uno de los que mejor me llevo. Él saco el tema y me preguntó: ‘¿Cómo fue eso, Lauti? No se si estuviste a punto de dejar el básquet, pero pudo haber pasado cualquier cosa'», confiesa.
LIGA NACIONAL Y SELECCIÓN ARGENTINA
Después de tanto sufrimiento, llegó el premio mayor: pudo jugar su primera temporada con Obras en la Liga Nacional y fue convocado por el DT Sergio Hernández en noviembre de 2017 para participar de las ventanas de clasificación al Mundial de China con la selección argentina.
El nudo en la garganta aparece y su voz se quiebra cuando marca todo el afecto que recibió: «No hay que preguntarse por qué pasan las cosas, sino para qué. Conocí mucha gente valiosa y aprendí un montón. Hice amigos».
Para el cierre deja una enseñanza que incluye un elogio para sus padres: «Les agradezco que me hayan inculcado el tema del estudio, porque si no por las lesiones hubiesen sido dos años perdidos. Es mentira que estudiar te quita tiempo de entrenamiento. Al día de hoy ya tengo casi la mitad de la carrera hecha».
Claro, en septiembre de 2018 hubo una segunda lesión: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Pero qué le van a hablar de recuperaciones exitosas a Berra, quien a día de hoy es el pivote suplente de Raven Barber, y tiene como principal virtud la fuerza y firmeza para definir en la pintura. Además el trabajo duro de defender a un rival potente que suelen ser extranjeros. Su promedio en lo que lleva la fase regular es de 7,4 puntos, 3,3 rebotes en 14,3 minutos por juego.
(Entrevista tras la victoria frente a Instituto de Córdoba por 92 a 69 el 5 de marzo de 2020)
SU FAMILIA, LO MAS PRECIADO
Por último, a la hora de hablar de unas de sus debilidades, su abuela abuela Judith, Lautaro fue claro «Ella es todo y una de las razones por las que vuelvo a casa si tengo dos días libres. La quiero disfrutar lo que más pueda»
«Me gustaría poder disfrutar de toda mi familia por muchísimos años más», respondió cuando se le preguntó cual era su sueño.
¿QUIÉN ES LAUTARO BERRA?
Soy muy leal con la gente que quiero y que me quiere. Intento ser la mejor persona posible con cualquiera, a veces sale y otras no tanto.