Margareth Padilla es una jugadora de Obras nacida en Santa Cruz, Bolivia, el 15/02/2003. La escolta forma parte del equipo de U17 y llegó al club a principios de 2019. Con buenos fundamentos, una buena altura para su posición (1,73 metros), y un tiro interesante, rápidamente se ganó un lugar en la categoría siguiente (U19) y en el equipo de La Liga de Desarrollo Femenina.
LA LLEGADA DE MARGARETH PADILLA A OBRAS
Esta es su primera experiencia basquetbolística formal en Argentina: “El recibimiento que me dio Obras en estos primeros meses ha sido muy bueno, me sentí muy bien, muy cómoda en los entrenamientos, en la casa y en el colegio. Yo no estoy viviendo en la casa porque vivo con mis hermanos, pero paro la mayor parte de mi tiempo acá entonces en ese tiempo que estoy con ellas me la paso re bien”, comentó Padilla sobre su incipiente estadía en el club de Núñez y el tiempo que comparte en la pensión.
La boliviana contó, también, como se dio su contacto con la institución: “Llegué a Argentina porque Francisco (Pirani), el entrenador, me había hablado para preguntarme si me gustaría probarme para entrenar en Obras, y si estaba en Buenos Aires. Yo el año pasado vine a visitar a mi hermano que juega al fútbol y por medio de una amiga empecé a entrenar en Lanús, lo cual no fue nada concreto, sino solo un campus”, relató.
El momento clave se dio justo a tiempo: “Antes de volver a mi país vi el partido de U17 entre Obras y Lanús, en el cual me encontré con una amiga: Genesis Toledano. La conocí en un campus en Miami y como éramos pocas chicas parábamos siempre juntas. La conocí, me pareció muy buena persona y ahora compartimos cancha, es lo máximo. Ella fue quien le pasó mi número a Francisco para que me pudiera hablar”, contó.
Su experiencia en el mundo rockero, por ahora, es más que positiva: “Me gustó, me encantó todo, por el hecho de la importancia que le dan al deporte. Me gustó mucho porque es un básquet muy competitivo entonces esto me favorece como deportista. También pude aprender muchas cosas o técnicas nuevas. Me sorprendió la disciplina que tienen como deportistas, no solo del área táctico si no también en lo físico. Es un trabajo muy completo”, se alegró Margareth.
LA ADAPTACIÓN AL CLUB
En unas pocas semanas Magui Padilla demostró su valor como jugadora de Obras. Luego de debutar en las inferiores, con algunas fechas de postergación por cuestiones administrativas en el pase, supo ganarse algunos minutos en La Liga de Desarrollo Femenina: “Fueron pocos momentos los que jugué pero los disfrute al máximo, jugar en La liga de Desarrollo fue una de las mejores experiencias, fenomenal. Es otro roce, más competitivo, y es otro entrenador. Me sentí con ganas de más, obviamente, pero lo poco que jugué lo disfruté”, recordó.
La recepción en el club y las ganas de la boliviana hicieron que todo salga redondo: “Tengo que confesar que soy algo tímida pero me gustó el recibimiento que me hicieron, tanto en mi categoría como las U19. Me adapté rápido, me hicieron sentir en casa, me hicieron sentir la tranquilidad que necesito para jugar. No tengo miedo de equivocarme o intentar algo nuevo. Esa tranquilidad me la dan tanto las chicas como los entrenadores”, aseguró la escolta.
Además, y para cerrar la parte basquetbolística, se centró en su futuro: “No quiero solamente ser una jugadora más, sino una destacada, que no solo me muestre yo sino que se vea reflejado en el equipo. Más allá de todo eso me gustaría ser una de las mejores jugadoras de Obras, que los pasos que estoy dando ahora sean notorios. Mi objetivo, mi sueño, es poder jugar La Liga Femenina, jugar básquet profesional”.
SU VIDA EN ARGENTINA
Más de 2000 kilómetros separan a su Santa Cruz natal de Núñez. Claro que no es algo fácil, pero Margareth Padilla está dispuesta a hacer este esfuerzo en Obras. Por el momento, la adaptación es buena y la disfruta, además de jugando al básquet, paseando: “La ciudad en la que vivía es similar a Buenos Aires en el sentido que hay mucho tráfico, mucho movimiento, pero lo que me sorprendió fue lo inmenso que es Buenos Aires. Fue algo impactante. Había visitado una vez la ciudad, el año pasado, que vine a visitar a mi hermano, pero no conocí mucho. Ahora que vivo aquí, voy conociendo cada día un poco más”, diferenció.
A pesar de la distancia, una de las cosas que facilitan la estadía es la buena relación que tiene con sus compañeras actuales: “Con las chicas tengo una amistad única, se volvieron en poco tiempo grandes amigas para mí. Convivo con ellas siempre tanto dentro y fuera de la cancha como también en el colegio”, aseguró.
Para concluir, hizo una reflexión sobre sus entrenadores: “Gracias a ellos he aprendido muchas cosas nuevas. Ayelén (Cortéz, entrenadora de U17) es una crack, la amo a ella y sus entrenamientos, la confianza que me da, que me transmite, saca lo mejor de mí. Francisco me transmite mucha energía tanto en los entrenamientos como en cancha, me exige, que es algo muy importante para salir adelante. Me gusta cómo trabajan los dos juntos, como se apoyan entre sí. Ambos me dieron la confianza para que yo pueda desempeñarme de una muy buena manera”.