El minibásquet de Obras reúne una buena cantidad de chicos y chicas que entrenan todos los martes, jueves y sábados bajo las órdenes de Belén Echeverría y Martina Rodriguez Biré (tira femenina), Agustín Diz Ríos, Agustín Falcone y Mauricio Kurz (tira norte masculina) y Nicolás Antonioli, Guido Ranalli y Jerónimo Rodrigo (tira centro masculina). Los jugadores, desde la categoría Mosquito, empiezan a sentir lo que es ser parte de la institución de Núñez y a aprender fundamentos y valores claves tanto para su faceta basquetbolística como para su vida en general.
LOS PROFESORES, PIEZA INFALTABLE DEL MINIBÁSQUET DE OBRAS
El mencionado staff de entrenadores hace un esfuerzo enorme por hacer crecer a sus dirigidos en todos los aspectos, y así lo destacó Pipa Diz Ríos: «Trabajamos en forma conjunta todos los profes, tanto del femenino como del masculino. Intentamos también acoplar las categorías de mosquito, premini y mini para trabajar todos de la misma manera, con la intención de formar jugadores y formar personas. Le damos mucha importancia a todo lo que es comportamiento, a todo lo que es responsabilidad, intentamos valorarlo lo máximo posible y por supuesto potenciar todo lo que son sus aptitudes técnicas dentro del básquet. Queremos formar jugadores para el día de mañana que tengan tanto los fundamentos técnicos como los comportamientos indicados para poder serlo».
Falcone, su asistente, también describió: «Trabajamos tres veces por semana, una hora y cuarto con cada categoría, y estamos haciendo el foco en esta parte del año en los fundamentos individuales. Se planificó de esa forma, para trabajar cada semana un fundamento, y hay una semana en la que acoplamos todos», y agregó: «Estuvo bueno acoplar lo que es el masculino y el femenino a una sola forma de trabajar, que lo ideal es que sea así y no de otra forma, entonces más allá de si es masculino o femenino es básquet, y no diferenciamos de ninguna forma».
Los entrenamientos de las categorías iniciales del básquet de Obras, como lo describió Agustín, son mixtos: los chicos y las chicas entrenan juntos y realizan todos las mismas actividades. Pipa también se alegró por esta decisión: «Nosotros le vemos todas las partes positivas que tiene, y pienso que de negativo no tiene nada. Nosotros entrenamos premini y mini, que es una categoría en la cual los chicos están balanceados en lo que es el desarrollo y los hombres no sacan una diferencia notable. Lo que nos da son, por supuesto, más entrenadores para estar a cargo y para corregir a los chicos, como Belén y Martina, y nosotros nos potenciamos al igual que las chicas, porque tenemos jugadoras muy buenas que hacen que el nivel de los entrenamientos suba».
Ambos profesores tienen una situación muy particular con respecto a Obras: hicieron todas sus divisiones inferiores en el club, e incluso el entrenador principal, Diz Ríos, continúa jugando con la camiseta rockera en el equipo de primera metropolitano. El arraigo que sienten ambos es inevitablemente enorme: «Obras es mi club, el lugar donde siempre quise estar, donde estoy, y donde disfruto trabajar, es muy lindo poder trabajar y jugar en el lugar que uno ama, donde uno estudió, se formó. Yo hice acá el Profesorado, el club me dio la posibilidad de estudiar, confiaron en mi desde un principio para tener chicos a cargo y la verdad que para mi es impagable poder estar acá», afirmó Pipa.
Falcone, por su parte, añadió: «El club es mi segundo hogar, paso más horas acá adentro que en mi propia casa y me dio también la oportunidad de estudiar. Este año si Dios quiere me recibo, desde 2016 que estoy con los chicos y para mi Obras es todo, ojalá el día de mañana pueda seguir estando y dar lo mejor para el club».
Y, claro, este sentimiento se transmite de manera directa de parte de los entrenadores hacia sus dirigidos: «El sentido de pertenencia intentamos dárselo todo el tiempo, desde venir vestidos nosotros de Obras hasta pedirles a ellos que se compren sus camisetas, de seguir a su equipo, de hacerles preguntas sobre los partidos, yo cuando juega la primera les digo que vengan a verme. Intentamos hacer todo lo posible para que los chicos sientan pertenencia por el club, que es algo muy importante», soltó Diz Ríos, a lo que el otro Agustín se sumó: «Es uno de nuestros objetivos. Estuvimos trabajando todo el año sobre eso, intentar que sientan la camiseta del club, que les guste, que sean hinchas, que vean básquet, resultados, partidos. Siempre que Obras, tanto en Liga Nacional masculina como femenina, jugó de local, estuvieron invitados. Formamos parte tanto de muestras en los entretiempos como de ir a la cancha y alentar a los jugadores, y eso creo que ayuda y le da un plus al sentido de pertenencia del club».
Para concluir, Pipa destacó el avance de todos los jugadores: «Vemos un progreso constante en los chicos, tanto en la parte técnica como en la parte de grupo. Nosotros intentamos formar año tras año grupos, que los chicos tengan sentido de pertenencia con su equipo para después trasladarlo a todos los equipos del club, entonces se ve un progreso técnico, un progreso actitudinal con sus compañeros y por supuesto un acostumbramiento al entrenamiento que cada vez intentamos que sea más exigente, a medida que van pasando las categorías todo se complica y levantamos el nivel», cerró el entrenador.
LOS PADRES, COMPAÑÍA CLAVE PARA EL MINIBÁSQUET DE OBRAS
A tan corta edad, es importante que los chicos hagan deporte y articulen el aprendizaje del colegio con lo incorporado en el club. Es allí donde la tarea de los padres se torna muy importante, especialmente para acompañarlos y guiarlos sin generar presiones y haciendo todo lo posible para que ellos la pasen bien mientras se desarrollan como jugadores y como personas. Así lo considera Leonardo Miranda, papá de Ariana Miranda, jugadora rockera de primer año de mini: «Lo primero que ella lo disfrute, que es lo principal a esta edad, sin ponerle objetivos. Ella sola se va a dar su proyección, que creo yo como papa que es buena, porque es muy aplicada a lo que hace, le gusta desarrollarse, y eso la lleva sola», opinó.
Ariana transita su segundo año en la institución de Núñez, y así describió su padre su llegada: «Estaba jugando en Sportivo Ballester y le ofrecieron probar entrenar en Obras. Le gustó el ambiente, le gustó la forma de entrenar y ahí arranco en esta etapa de la vida. Suelo tratar de acompañarla a entrenar, este año se decidió entrenar con varones y eso le suma un montón, está buenísimo, y desarrolla amistad, no se encasilla solo masculino o femenino, sino de las dos partes», describió positivamente Leonardo, quien además afirmó: «El trabajo acá es muy bueno, sobre todo el grupo que se mantiene casi en un 80% desde hace dos años ha evolucionado muchísimo en todos los fundamentos, con pelota, gestos tácticos, de todo tipo, yo estoy muy contento».
No sólo se aprende jugando, sino también mirando, y en ese sentido Ariana no se queda atrás: «Viene de una familia basquetbolera, así que mira básquet todo el tiempo, no solo femenino, sino también masculino», y con respecto al ADN aurinegro que se genera en cada chico que se pone la camiseta de Obras, observó: «Mira siempre La Liga Femenina, viene a ver a la profe Belén, no solo de local sino también de visitante. Está muy enganchada y eso es lo lindo, aparte se formó un lindo grupo de compañeras y eso es muy importante».
Para concluir, y en ese mismo sentido, sumó una cuestión típica del rockero, su mascota: «Lo de Rocky es algo del folclore de Obras y está muy bueno que esté con las chicas también, con el minibásquet, que se le de una importancia a todo el minibásquet con la mascota y demás está buenisimo, ellas se divierten».
Si hablamos de familia, y de familias dentro de Obras, una que puede destacarse es la de Vanessa Oulego, mamá de Galo y Milo (Mosquitos) y Luka García (Mini), y madre también de Amaiquen Siciliano, jugadora de Obras en La Liga Femenina. Vanessa describió el acercamiento de los chicos al básquet y al club rockero: «Las dos familias venimos del ambiente del básquet, tanto el papá como yo somos jugadores, y ellos son sobrinos de Diego García, jugador de Liga Nacional. Es el tercer año que los nenes están acá en Obras, ellos comenzaron a jugar en Pinocho, y después de un tiempo quisimos buscar un cambio. Cuando vinieron a entrenar acá en Obras la verdad que con Pipa y Tomi Lamas generaron una relación muy buena, nos encantó que habían muchos profes entrenándolos. Se entrena mucho, más días que en otros clubes, se les da prioridad y se juegan todos los torneos, como el Supermini, o el de Mosquitos, cosa que en otros clubes no pasa».
Como madre de una jugadora y de tres futuros jugadores, también opinó sobre los entrenamientos mixtos: «Me parece bárbaro. Fortalece un montón a las nenas, para ellas es un plus que el día de mañana les sirve un montón, y para los chicos relacionarse con las nenas también les viene bien, así que para nosotros está bárbaro. Aparte, las re queremos a las entrenadoras del femenino, a Belu y a Martu. Son compañeras de Amaiquen y generaron buena relación con los nenes. Ellos miran los partidos, la llaman a Belu, alientan por ella, así que estamos muy conformes».
Y si hablamos de conformidad, también esta cuestión aparece con respecto al trabajo hecho y los resultados que se ven en los jugadores: «Notamos muchísima evolución en los chicos, Milo llegó a jugar acá y entró a su primer partido en una cancha con tres años. Evolucionó un montón, y Galo también, los profes son súper dedicados. Luki ha aprendido un montón, más que nada en los fundamentos, en focalizarse en que mejore el tiro y en un montón de cosas. Aparte, como personas están siempre atentos a lo que ellos necesitan y a enseñar otras cosas aparte de lo del juego, a comportarse como buenos jugadores en la cancha», analizó Oulego cuya familia, entonces, está atravesada completamente por el básquet y, en gran parte, también por Obras.
Para concluir, destacó algo muy importante que no suele detectarse a simple vista y que a los chicos les suma un montón: durante el tiempo que pasan en el club y también al ser parte de la institución hace varios años, los chicos desarrollan una relación con los jugadores de Liga Nacional. Se los cruzan, comparten lugar y tiempo y eso ayuda a que se pongan con cada vez más ganas la camiseta rockera. Como un ejemplo, contó que Fernando Zurbriggen, base del equipo mayor, conoce a Luka hace años y lo llama por su nombre, pregunta por su edad y ve su progreso desde adentro del club, una situación impagable para los pequeños jugadores aurinegros.
LOS JUGADORES SON LOS PROTAGONISTAS DEL MINIBÁSQUET
Al fin y al cabo, todo esto se trata de los chicos: que aprendan, se diviertan, y empiecen a sumergirse en un agradable ambiente como lo es el del básquet, y en una institución que les acerca muchas herramientas, como lo es Obras. Cosas como el contacto con los jugadores profesionales, o tener de entrenadora a la capitana del equipo de La Liga Femenina (Belén Echeverría), son muy positivas, y esa es la situación, entre otras, de Giuliana Costa, jugadora de mini en el rockero.
Giuli disputa el Supermini y juega todos los domingos con los equipos de U12 y U13 en el torneo de formativas de la AFMB, y participó también del torneo triangular de preselecciones de pre-infantiles, siendo ella un año menor. En cuanto a su relación con el club, describió: «Obras significa todo en mi vida y en mi día a día. Pude aprender mucho y valorar lo que es este deporte. Acá empecé con 9 años, había pasado por varios clubes pero en ninguno me sentí como acá. Este será mi deporte para toda la vida».
Su llegada al aurinegro se dio de la mano, justamente, de una jugadora de renombre: «Llegué a Obras por medio de Sofi Castillo (ex Obras y actual jugadora de Vélez en La Liga Femenina), porque ella me entrenó en el polideportivo de Devoto y me dijo que venga a probar. Ahí entrené con Belén, mi actual entrenadora, y no me fui más. Ella me ayuda constantemente a ser mejor, apuesta por mí y sabe que puedo superarme cada día más. Es una gran persona, con ella me divierto», contó Costa, quien agregó entre risas: «A veces me enojo porque me reta, pero la quiero y aprecio mucho».
Giuliana contó que este es su último año en el minibásquet, ya que el año que viene cumple 13 años, y describió su sensación: «Me da un poco de nostalgia dejar a mis compañeras en mini, pero se que son etapas por la edad y un esfuerzo que tengo que superar, ellas pasarán por lo mismo que yo. Amo ir a entrenar y dar lo mejor de mí, porque Obras es mi casa». Para finalizar, aseguró: «Miro todo el tiempo básquet femenino, vamos a todos los partidos de la primera de Obras, y cuando se nos complica ir los miramos por streaming».
El minibásquet rockero sigue creciendo de la mano de sus jugadores, jugadoras, entrenadores y padres, quienes hacen un esfuerzo importante. Cada uno aporta lo suyo para que cada chico alcance su máximo nivel tanto en lo deportivo como en lo personal, y sigan disfrutando del mundo naranja que es el básquet, y del mundo aurinegro, que es Obras.