El arribo de Flor Meléndez al banco de Obras se produjo en 1982, cuando el legendario Ranko Zeravica dejó el puesto vacante. Desde mediados de los ’70 que el Aurinegro se encontraba en formación de una gran reputación internacional, con dos podios en el Campeonato Sudamericano y un segundo y tercer puesto en la Copa Intercontinental Renato William Jones. El entrenador oriundo de Puerto Rico tenía sólo 36 años cuando llegó, pero contaba con una gran experiencia al mando de la Selección de su país, con la cual se consagró campeón del Torneo de las Américas de 1980. Durante el torneo, conoció a varios integrantes del combinado argentino que luego estarían bajo su mando: Eduardo Cadillac, Carlos Raffaeli, Carlos Romano, Adolfo Perazzo y Gabriel Milovich.
Según Meléndez, dirigir a aquel equipo de Obras significaba un gran desafío: «Yo era un técnico nuevo y de Obras salía Ranko Zeravica, un entrenador muy respetado y reconocido a nivel mundial. Por lo tanto el reto lo tenía yo, que tenía que hacer que esos jugadores se mentalizaran a jugar de la forma que yo entendía”, confesó hace varios años, según el sitio Básquet Plus.
El máximo desafío llegó en 1983, cuando el Templo del Rock recibió la Copa William Jones por tercera vez en su historia, tras las ediciones de 1976 y 1978, en las cuales el elenco de Núñez no pudo gritar campeón. Las presiones por ganar un título internacional crecían torneo a torneo, sobre todo luego del podio conseguido en el Sudamericano de ese año. En suma, Meléndez no pudo contar con Raffaeli por todo el torneo, ya que ‘Chocolate’ se rompió el talón de Aquiles unos meses antes. El DT utilizó a Romano en lugar de ayudabase, y ‘El Negro’ le respondió en la cancha. Aquel equipo tenía una personalidad marcada: además de la buena mano de Romano, contaba con la fortaleza física de Rolando Frazer y Mario Butler, la versatilidad de Esteban Camisassa y la viveza del ‘Tola’ Cadillac, más los aportes de Norton Barnhill, Vicente Pellegrino, Gabriel Milovich, Ricardo de Cecco, Alejandro Gallardo, Javier Tilatti y un joven Héctor Campana, desde el banco de suplentes.
Aquel grupo se impuso a Universidad de Oregon State por 92-77, a Monte Líbano (Brasil) 91-86, Peñarol (Uruguay) 104-81 y Simac Milano (Italia) 84-75, para llegar a la última jornada con marca de 4-0. El Aurinegro debía enfrentarse al Cantú italiano, el único equipo que tenía chances de arrebatarle el título, por su récord de 3 triunfos y una derrota. El encuentro definitorio se disputó el 24 de septiembre, con seis mil personas como testigos. Meléndez planteó un gran sistema defensivo para frenar a Antonello Riva, estrella rival, con Romano como marca personal, y la dupla interna de Butler y Frazer debajo de los aros. Obras impuso su juego e hizo disfrutar a todo una multitud durante 40 minutos. Sonó la bocina final, el tanteador marcó triunfo local por 89-76 y el Templo del Rock desbordó de locura. Meléndez y compañía hicieron historia, al consagrarse campeones intercontinentales.
Años después, el entrenador boricua aún recuerda con cariño aquellos días. “Lo del 83′ fue algo grande. Era una Copa dominada por Europa, y lo que se vivió en ese estadio durante toda esa semana es algo que nunca olvidaré, por la alegría de todas las personas que asistían a los partidos, no importaba de qué equipo fueran hinchas”, señaló y continuó. “Ese equipo tenía grandes jugadores, pero para mí lo más importante es que eran grandes personas. Habían estrellas como Romano, Rafaelli, Cadillac, Frazier y Butler, y todos nos llevábamos muy bien. Quizás sea el equipo de todos los que he dirigido que mejor comunicación ha tenido individualmente. Era de verdad una familia”, comentó Meléndez.
Un año después, el Rockero disputó de nuevo la William Jones, pero no pudo lograr el bicampeonato, y el DT se alejó de la institución. No regresó a dirigir en Avenida Libertador, pero sí regresó al país y tuvo un buen paso como entrenador de la Selección Argentina en el Mundial de 1986, en el cual vencieron a Estados Unidos. También estuvo en el banco de Unión de Santa Fe, Independiente de General Pico y Libertad de Sunchales. Actualmente, con 70 años, se mantiene al frente de la Selección Masculina de Panamá y recientemente fue nombrado Gerente General de Osos de Manatí, nueva franquicia del BSN en su Puerto Rico natal.